El primer paso en nuestro proceso de lavado debe de ser la separación o clasificación de ropa para facilitar y eficientizar el lavado. Al clasificar la ropa, debemos de considerar tres grandes variables: tipo de tela, tipo de suciedad y tamaño o color de las prendas.
Entre mayor es la cantidad de prendas a procesar, poder abrir más subclasificaciones, siempre tomando en cuenta que cada clasificación nunca debe de ser menor a la capacidad de nuestras lavadoras, y que no se debe de destinar más tiempo a clasificar que el periodo que tenga el lavandero entre cargas.
Por ejemplo en un hotel que cuenta en su lavandería con lavadoras de 29 a 32 Kg capacidad, podríamos separar las prendas de la siguiente manera:
Cargas de «sabanas limpias», donde tengamos sabanas con suciedad baja, normalmente las sabanas superiores de la cama, sin presencia de manchas. Podríamos emplear un ciclo de lavado corto, con un solo lavado y dos enjuagues.
Cargas de «sabanas sucias», donde tengamos sabanas con suciedad media, con presencia de algunas manchas no muy fuertes, normalmente las sabanas inferiores de la cama. Podríamos emplear un ciclo de duración media o media larga, con dos lavados y tres enjuagues.
Cargas de «toallas limpias», donde procesemos toallas de baño que normalmente tienen suciedad baja. Para ello podríamos emplear un ciclo corto, con un solo lavado y dos enjuagues y una extracción prolongada para disminuir el tiempo de secado.
Carga de «Resto de toallas», donde una sola carga al día pueda procesar todas las toallas pequeñas, como faciales y de manos, junto con los tapetes de baño. Se emplearía un ciclo de lavado de duración larga, con dos lavados, y donde empleemos algún producto para eliminar manchas.
Carga de «fundas», para todas las fundas de almohadas del día, con un ciclo medio a largo, donde podamos incluir algún desmanchador para eliminar las típicas manchas de maquillaje o grasa que se encuentran en las sabanas.
Ropa de rechazo, para las prendas manchadas, o que han salido de su ciclo normal con suciedad que pueda requerir algún proceso más fuerte.
Implementar una clasificación de nuestra ropa sucia, nos permite eficientizar nuestro proceso, repercute en ahorros de tiempo, producto químico, agua y energía.
Cada lavandería debe de tener sus propio sistema de clasificación ya que depende de nuestras prendas y de nuestra operación. Se requiere una pequeña junta para analizar ¿Qué vamos a lavar? y ¿Cómo lo vamos a lavar?
Una vez que determinemos cuales van a ser nuestros grupos de lavado, debemos de ajustar nuestros programas para cada uno de los grupos. Lo siguiente es implementar en nuestro personal la repetición diaria que nos llevará a un proceso sin complicaciones y con fluidez.
Para una clasificación y un lavado de calidad, la tecnología requerida son lavadoras con microprocesador programable en campo que nos permita ajustar niveles de agua, temperatura por grado, acción mecánica, y que tenga la mayor cantidad de pasos por cada programa. Como un agregado, si cuenta con control automático de dosificadores líquidos se simplifica y eficientiza aún más nuestro proceso.
Todas las lavadoras de la marca STAHL lo tienen disponible en su microprocesador FREEPRO en versión estándar.